viernes, 28 de octubre de 2011

la defensa del Alcazar

El Alcázar de Toledo fue el escenario de una de las batallas más simbólicas de la Guerra Civil. Dirigido por el coronel José Moscardó fue utilizado como punto defensivo y de resistencia de la Guardia civil. El edificio fue asediado durante 70 días, concretamente entre el 22 de julio y el 28 de septiembre de 1936 y sería totalmente destruido por las tropas republicanas sin obtener la rendición del mismo. Socorrido por el Ejército de África dirigido por el general José Enrique Varela, el sitio del Alcázar es finalmente levantado obteniéndose un gran efecto propagandístico pero un nulo avance estratégico.
La batalla del Alcázar de Toledo, enfrentó a milicianos gubernamentales del Frente Popular y a militares rebeldes. Estos últimos se encontraban con sus familias en el Alcázar, que por entonces era la Academia de Infantería, Caballería e Intendencia.
El Alcázar de Toledo había sido una de las residencias de Carlos V tras la reconquista de Toledo a los musulmanes. Sin embargo Felipe II la abandono a su llegad al poder y hasta 1850 no fue reconvertida en Academia Militar, adoptando el nombre de Colegio de Infantería. En 1886, un fuego afectó a la fortaleza y esta fue reforzada posteriormente con acero y vigas de hormigón.
Tras la proclamación de Franco el 17 de julio de 1936 la sublevación militar de las fuerzas españolas en Marruecos, el gobernador militar de la provincia de Toledo, el coronel José Moscardó, se puso al mando de la Guardia Civil en la provincia de Toledo teniendo como base operativa el Alcázar. Durante los dos siguientes, el Ministerio de Guerra de la República, le solicito varias veces pertrechos militares de la Fábrica de Armas de Toledo pero cada vez que estos le eran demandados Moscardó se negaba a entregarlos. En estos primeros días, y dada la falta de colaboración de Moscardo, este es advertido de que el Alcázar será asaltado si se sigue negando a entregar lo que se le requiere.Las fuerzas republicanas en Toledo estaban compuestas en su gran mayoría por milicianos de la FAI, la CNT y la UGT. En total, aproximadamente había 8.000 efectivos que poseían varias piezas de artillería, unos pocos vehículos blindados y 2 o 3 tanquetas. La defensa del Alcázar les correspondía a 800 hombres de la Guardia Civil, entre ellos 8 cadetes de la Academia de Infantería, 1 de la de Artillería y 110 civiles. Disponían de una gran variedad de armas que suplían otras carencias de que disponían los sitiadores.
Finalmente, el 21 de julio de 1936 comienza el asedio al Alcázar. Las Fuerzas Aéreas republicanas llevaron a cabo tareas de reconocimiento. También bombardearon el Alcázar 35 veces apoyados por la artillería.
Durante el asedio cerca de 670 civiles se mantuvieron en el Alcázar, muchos de los cuales eran familiares de los miembros de la Guardia Civil. Otros simplemente se habían refugiado allí, provenientes de diferentes partes de la ciudad. Ninguno de los civiles que murieron, cinco en total (por causas naturales), falleció por fuego republicano. Al mismo tiempo, se produjeron varios prisioneros por ambos bandos que serían intercambiados durante el avance de los acontecimientos.
El 22 de julio, los Republicanos ya habían tomado el control de buena parte de Toledo e intentaron rendir la fortaleza recurriendo al bloqueo en la entrada de cualquier pertrecho destinado a sus ocupantes. Durante esta primera fase, los asaltantes emplearon artillería y frecuentes bombardeos de aviación pero resultó todo en vano.
A partir del 14 de agosto, los Republicanos comienzan a emplear otra táctica tras darse cuenta de que la zona norte del Alcázar había quedado más expuesta. Las siguientes 5 semanas serían empleadas en atacar la casa del Gobierno Militar, aunque los asaltos no prosperaron y la situación continúo estancada. La casa del Gobernador Militar se encontraba situada a 40 metros del Alcázar y si esta hubiera sido tomada, podría haberse utilizado como lanzadera para un ataque en masa..
El 9 de septiembre, el Comandante Rojo accede al Alcázar para entablar negociaciones con el Coronel Moscardó para una posible rendición. Sin embargo Moscardó se niega rotundamente empeñado en hacer de su resistencia una victoria moralizante. Rojo conminó a Moscardó para evacuar a las mujeres y los niños pero estas según fuentes nacionales contestaron que prefería combatir para defender el Alcázar. También el embajador chileno en España, José Ramón Gutiérrez, intento convencer a los sitiados, el 12 de septiembre a intentar la rendición del Alcázar, aunque no pudo entablar si quiera conversación con Moscardó.
Las fuerzas republicanas habían estado, desde el 16 de agosto, excavando en los cimientos de la fortaleza para volarlos, introduciendo dos minas en la zona sudoeste del Alcázar. Las minas explosionaron en la mañana del 18 de septiembre, estando Francisco Largo Caballero presente. Las explosiones destruyeron la torre sudoeste del edificio, matando a dos defensores que se encontraban en ella. Tras las detonaciones., se lanzaron cuatro ataques apoyados por carros blindados y tanques aunque estos también quedaron atascados.
En los días posteriores, los bombardeos se centraron en los edificios periféricos al Alcázar. Su destrucción incomunico a estos de la zona principal y los sitiados se retiraron de ellos para defender lo que quedaba de la fortaleza. El 22 de septiembre, un nuevo asalto se llevo a cabo aunque estos avanzaron muy lentamente debido al desconocimiento que se tenía de la situación de los edificios.
Una de las últimas acciones realizadas, fue el 23 de septiembre, a las 5 AM. Se realizaron asaltos sobre las brechas del norte del Alcázar y aunque los asaltantes consiguieron avanzar, los defensores se retiraron al patio del Alcázar contraatacando de nuevo y consiguiendo hacer retroceder el asalto. Un último asalto se realizó apenas una hora después del principal asalto. Esta vez se apoyaba en un tanque pero se continuó sin obtener resultados.
El 26 de septiembre, las tropas rebeldes del Ejército de África llegan a seis kilómetros de Toledo y los Republicanos optan por un último asalto en la mañana del 27 de septiembre siendo una vez más rechazado. Poco después el Ejército de Franco alcanza Toledo y da por terminado el asedio.
El sitio y liberación del Alcázar se ha visto por muchos autores como una maniobra propagandística del general Franco. En contra del consejo de gran parte de sus consejeros que le recomendaron dirigirse hacia Madrid obligando así a los sitiadores a ir a defender Madrid.
Franco prefirió liberar el mismo el Alcázar para poder utilizarlo en su favor y revestirse así con un halo de mesianismo católico que haría su figura y posteriores decisiones, incuestionables.
A los dos días de liberarse el Alcázar, Franco es declarado o autodeclarado Generalísimo y en octubre Jefe de Estado, decisión que no gustó nada a muchos de sus colegas.

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