martes, 27 de septiembre de 2011

Hablo como "hijo del cuerpo", por lo que siento un gran respeto por este hombre que hace leyenda con la divisa de la GUARDIA CIVIL..."el honor es mi divisa"Querían su cabeza porque se ha convertido en una leyenda militar incubada en la lucha contraterrorista y porque saben que él lo conoce todo, absolutamente todo, sobre las complicidades paternofiliales entre los calígulas de ETA, sus mamporreros de Batasuna y sus marionetas del PNV que no son otra cosa que un forúnculo, una pútrida llaga infectada en el maltrecho pellejo de España. Viéndolos reptar, conspirar en los arrabales de la política y de los Medios de Comunicación y pactar a la sombra del Poder recuerdo siempre las palabras de Octavio Augusto: "Aquellos que se envuelven en el manto de la Justicia son, en su mayoría, los más grandes canallas".

Le condenaron sin pruebas gracias a la fuerza enorme que entraña la propaganda hostil de tantos medios de comunicación, de tantos periodistas y de tantos políticos. Le denegaron el indulto que el pueblo español pidió para él, porque el pueblo español sabe que este soldado ha estado tres lustros combatiendo a los hijos del caos y del terror y venciendo a la muerte, a la ira y al pánico, en los años en los que el terrorismo de ETA era un bosque impenetrable, oscuro y sin senderos. En los años en los que allá arriba los días eran un rosario de amargura y las noches un vía de inquietud porque la muerte espigaba en cada minuto y acechaba afilada, silente y certera en cada esquinaETA no conoce la piedad, ni la clemencia ni la justicia: es la muerte, y sólo logran escapar de sus garras quienes se enfrentan a ella o los que confraternizan con ella convirtiéndose, a su vez, en cómplices morales y políticos de los asesinos. Por eso, por todo eso, bienaventurados sean los que, como el general Galindo y sus hombres, empuñan la espada para enfrentarse al poder de las bestias.

El valor rezuma por cada uno de los poros del General GALINDO, hombre de honor donde los haya, y las cicatrices delatan la crueldad de las heridas de sus guardias civiles. pero algo tengo que decir por ultimo, la grandeza, la grandeza mi general, siempre va emparejada con la soledad y como usted dijo en cierta ocasion, unas palabras que algunos nunca olvidaremos cuando lo condenaron a prision y perdio sus medallas..." esto es un servicio mas por ESPAÑA"...que orgullosos nos sentimos de usted...mi general

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