Una noche un hombre iba atravesando por un bosque, donde hace muchos años atrás se dieron muchos casos de suicidios. El bosque era tan enorme que apenas se encontraban los restos. El hombre iba en su coche, y con un poco de miedo, ya que conocía la fama que ese bosque tenía.
“Dios mío, no me extraña que vengan aquí a suicidarse, esto está más perdido que... eh, ¿qué es eso?”
Notó que había algo en la carretera y cuando estaba cerca vio que era una pareja tendida en el suelo. La chica no se movía, pero el chico estaba haciendo señal pidiendo ayuda.
El hombre se bajó del coche y le preguntó: “¿Qué os ocurre, en un sitio como aquí?”
“...Vinimos a suicidarnos... Nosotros queríamos casarnos, pero nuestros padres no nos permitieron por eso vinimos aquí, pero estoy arrepentido, por favor llévanos a un hospital...”
El hombre llevó al coche a la chica que no se movía y le ayudó al chico a subir. Corrió todo lo que podía hasta llegar al hospital más cercano mientras oía la voz del chico. “¿Está lejos el hospital?...Por favor dese prisa...”
El coche arribó al hospital. “¡Socorro, por favor, hay dos que están muy grave!”, el hombre explicó todo lo que había pasado mientras sacaban a los dos jòvenes de su vehículo. Parecía que el chico había perdido el conocimiento.
El hombre tuvo que esperar un buen rato hasta que salió el médico que examinaba a los dos. “Doctor, ¿cómo están? ¿estarán bien?”
“Siéntese... Vamos a ver, según lo que explicó los encontró en el bosque, ¿verdad?” “Sí”, dijo el hombre; “¿Hace cuánto tiempo?”
“Será.. como una hora o un poco más...”, replicó. “Y dice que habló con el chico.” “Sí, la chica no estaba consciente, pero el chico me explicó lo que pasó y todo el camino me estaba diciendo que corriera, que me diera prisa.” Comentó el hombre.
“Es que... es muy extraño... Los he examinado y los dos están muertos por lo menos desde hace 5 horas...”
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