Nada es más igual que dos billetes de banco. Nada es más diverso que dos seres humanos.
Nadie apoya públicamente la idea del Pensamiento Único, pero todos acuerdan en respetar ese pensamiento único y penalizar, cada día de forma más clara, lo que vaya contra sus bases. Esta es la típica postura de la hipocresía ‘liberal’, usar palabras que no significan en la realidad lo que la gente cree cuando las oye.
Pero lo que nos vamos a preguntar en este texto no es el grado real de libertad que oculta el Pensamiento Único, sino el Origen que nos ha llevado a esta situación.
Si en 1960 alguien hubiera hablado de pensamiento único debería haberse referido a algo ‘futuro’, pero que en esos momentos nadie hubiera creído como real, la gente veía una variedad de propuestas sociales, filosóficas, políticas y vivenciales que daba la apariencia variedad de pensamientos en liza, y más aun en España donde junto a las ideas exteriores democráticas y las marxistas-comunistas, se unían las franquistas y algunos restos de un fascismo en degradación permanente
Sin embargo el embrión del Pensamiento Único estaba ya sembrado hacía tiempo y ya florecía en otros países europeos e incluso en los años 70 se veía venir de forma ya clara.
En realidad si leemos cualquier Constitución desde la Revolución francesa en adelante, y más las actuales, o en las Declaraciones de Derechos humanos o en los documentos fundacionales de las instituciones democráticas internacionales, en todos sitios veremos siempre dos palabras en todas ellas como objetivos principales, que se presentan en los principios y objetivos fundamentales: Libertad e Igualdad, mientras que pocas veces veremos lo de Fraternidad, que queda relegado como objetivo totalmente, al ser considerado como una ‘consecuencia’ de la Igualdad.
La Igualdad es una constante en los ‘deseos’ de todas las Constituciones y palabrerías de los gobiernos desde hace unos 250 años, y curiosamente en todas ellas la Igualdad nunca es definida, expresada con adjetivos... excepto en dos temas: Igualdad ante la Ley e Igualdad de oportunidades, pero, fuera de estos casos que ya analizaremos, la Igualdad se expone como un objetivo genérico, sin concretar en que áreas de considera esa Igualdad como deseable o conseguible, de forma que expresa más un deseo de ‘igualdad global’ en todo aquello que se pueda, sin excepciones pero sin concreciones, quizás para evitar nombrar la Igualdad económica, deseable siempre en el espíritu democrático pero a la que no se pretende llegar en modo alguno.
Si queremos reírnos un rato basta leer lo que su Constitución española dice sobre la ‘Igualdad’:
Artículo 1º: “propugna como valores superiores de su ordenamiento jurídico la libertad, la justicia, la igualdad y el pluralismo político”.
Artículo 9º: “Corresponde a los poderes públicos promover las condiciones para que la libertad y la igualdad del individuo y de los grupos en que se integra sean reales y efectivas, remover los obstáculos que impidan o dificulten su plenitud..”
No dejemos de ver la ironía de ver que hablan de ‘igualdad’ sin decir en que, suponemos que en todo!, y eso cuando unas sionistas como las Koplowitz tiene mil millones de euros (sin haber trabajado nunca) y otros muchos tienen cinco euros, no deja de ser una ironía fina y irrisoria de la democracia y de ese papel sucio y asqueroso que es la Constitución democrática.
Suponemos que es en defensa de esa igualdad que España permite que haya gente bien públicamente conocida que tenga sus dineros y su residencia ficticia en paraísos fiscales, mientras los obreros no pueden mas que pagar impuestos sin excusas.
En realidad la pregunta siempre debió ser: ¿Igualdad de qué y para qué?, pero nunca se planteó así, sino como aspiración genérica, Igualdad en todo LO POSIBLE. Y lo posible lo define la realidad del Poder, los que mandan.
Es casi la misma pregunta que debió hacerse a la Libertad: ¿Libertad para qué y para quien?. Pues si ponemos la libertad para todo lo que la mayoría decida que es libre, votando a unos partidos que legislan, la Libertad es solo para los que dominen el voto y solo para lo que esos deseen no prohibir. Y por ello la libertad democrática es para los que tienen poder económico para imponer su criterio a los votantes o a los políticos que aspiran al voto..
En realidad la trampa del sistema sobre la Igualdad es que, al ser esta imposible por su propia naturaleza irreal, se la considera solo ‘una objetivo ideal’, al que se orienta las ideas y que se debe alcanzar en ‘lo posible’. Y la definición y concreción de esa ‘posibilidad’ queda en manos del poder, de los que manden.
Así que George Orwell definió perfectamente ese ‘camino’ a la Igualdad en su ‘Rebelión en la Granja’: ‘Todos somos iguales, pero unos más que otros’. Llenándose la boca de Igualdad, se instaura la desigualdad más completa en aquellos temas en que el Poder apoya la desigualdad, mientras que fuerza con brutalidad y persecuciones la ‘igualdad’ teórica (nunca la real, que es imposible de lograr por ser anti-natural) en los temas que desea.
Así el capitalismo democrático cuyas Constituciones deifican la igualdad, en la realidad mantiene las más brutales desigualdades económicas jamás vistas, mientras imponen una brutal dictadura contra todo el que manifiesta en público apoyo a las desigualdades raciales, sexuales o nacionales, por ejemplo, acusándolos de ‘discriminación genocida’, mientras los ‘desiguales’ plutócratas multimillonarios en el Poder efectúan todo tipo de genocidios reales por dinero e interés
El ideal capitalista es un solo Mercado mundial donde la oferta y demanda generan la ‘cantidad’ que cada cual ‘libremente’ podrá aspirar a tener, pero a cambio de ser ‘pobres’, los que no logren la ‘cantidad’, siempre tendrán la misma ‘cualidad’ oficialmente reconocida y protegida por la dictadura del pensamiento único.
La masa está así protegida contra la calidad y la envidia en todo excepto en lo económico
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